Caries, ¿genética o hábitos higiénicos?

¡La respuesta está en la historia!

Desde principios del pasado siglo XX numerosos estudios muestran que la formación de caries dentales se encuentra vinculada a la composición de nuestra flora bucodental, muy especialmente a la presencia de la bacteria ‘Streptococcus mutans’. Y es que una vez que finalizamos nuestras comidas, este microorganismo tiene por costumbre liberar ácidos que erosionan el esmalte dental. Existen también otros microorganismos como el Lactobacillus, Actinomyces y otros tipos de Streptococcus que también participan, pero su rol es de menor importancia.

Si nos remontamos a épocas pasadas, según investigaciones realizadas por María Matinón Torres, experta en dentaduras de humanos extintos, “Los casos de caries entre humanos modernos no se estabilizan hasta el Neolítico que fue el periodo en el que aparece la agricultura y con él, el consumo de azúcares”.  El estudio demuestra que ninguno de los Homo heidelbergensis (ancestros de los neandertales que vivieron hace unos 500.000 años) y los Homo antecessor (humanos de hace un millón de años) tenían ningún tipo de caries.

Siguiendo con el recorrido histórico, en 2012 se encontró una momia egipcia de hace 2.200 años en cuya dentadura sí que se hallaron caries y signos de osteoporosis. Según los investigadores este hecho vendría relacionado con la dieta egipcia, pues la alimentación incluía una gran cantidad de azúcares sumamente perjudiciales para la salud oral.

Es por esta razón que debemos descartar que las caries sean una derivación de la genética de cada persona y que se asocie más con hábitos higiénicos.

¿Pero… sólo los hábitos higiénicos afectan a la aparición de caries?

Si bien es cierto que la caries se produce principalmente por el ataque de ácidos sobre nuestro esmalte, hay otros factores que ayudan a la aparición de esta.

En la actualidad, nuestra alimentación contiene una gran variedad de alimentos y bebidas excesivamente azucaradas y carbonatadas que son causantes de la reproducción de las bacterias responsables de la caries.

No solo los alimentos con azúcares añadidos resultan dañinos, debido a que provienen de reacciones químicas. Existen también numerosos alimentos que poseen azúcares naturales que resultan perjudiciales, aunque por supuesto en menor medida que los azucares artificiales, como por ejemplo es el caso de la fruta. En contraposición las bebidas energéticas, las bebidas isotónicas y los refrescos tienes que tenerlos en consideración por el gran efecto negativo en la provocación de caries.

Otro factor a tener en consideración es la fortaleza de la saliva, que está compuesta de calcio y potasio, y en función de los índices de estos elementos, protegen más o menos a los pacientes de la formación de la caries. La saliva juega una función defensiva natural frente a las caries, así pues, diluye y elimina los azúcares, manteniendo constante el PH de nuestra boca.

También es habitual la falta de flúor, un mineral que se produce de forma natural ayudando a prevenir la caries, y que incluso puede revertir las primeras fases del daño dental. Debido a sus beneficios para los dientes, el flúor es un componente frecuente en la pasta de dientes y en los enjuagues bucales, aunque también se añade a muchos suministros de agua.

Es cierto que la edad también es otro de los factores que están incluidos en la aparición de caries, a partir de los 55 años son más frecuentes las enfermedades, lo que facilita la aparición de las caries porque el diente es más susceptible por la ausencia de esmalte.

Aunque al igual que en la edad adulta, también en el periodo de los 11 a los 18 años es muy frecuente. Es en la etapa en que esmalte dental está aún inmaduro y existe un exceso de consumo de hidratos de carbono y azúcares, y a su vez, una disminución de la higiene dental.

A la hora de limpiar tus dientes, para prevenir la caries es importante:

  • Seguir una limpieza dental diaria, utilizando el cepillado durante al menos dos minutos y con un cepillado lento, suave, de arriba a bajo y viceversa. Deberemos poner mayor énfasis en los espacios interdentales y en la línea de las encías. Estas son las zonas en las que más restos de comida se pueden acumular y por tanto pueden acabar afectadas por las caries.
  • La seda dental es un complemento que refuerza al cepillo y de gran utilidad para eliminar la placa bacteriana que se almacena entre los espacios interdentales donde el cepillo no llega.
  • El enjuague bucal después de cada comida. Es importante debido a que los dientes solo representan el 25% de la boca, si solo nos limitamos al cepillado estaremos descuidando otras partes como la lengua. Con el enjuague bucal nos aseguramos de que nuestra boca está 100% limpia.
  • Los tratamientos adecuados que proporcionamos en nuestra clínica. Si la caries se va dejando sin aplicar su debido tratamiento, el proceso penetrará finalmente a través de los conductos radiculares más allá del diente, hacia el tejido blando, donde comenzará una reacción inflamatoria dolorosa


Recordamos que no se deben ignorar, pues la caries puede extenderse destruyendo el diente y matando los delicados nervios de su interior, lo que terminaría afectando a capas más profundas de los dientes provocando dolor de muela intenso, infecciones e incluso la pérdida de dientes.

¿Cómo sé si tengo alguna caries?

Solo un especialista puede determinar con seguridad si tienes o no caries a causa de que estas se desarrollan bajo la superficie del diente y normalmente no podemos verlas a simple vista.

Aunque hay ciertos signos y síntomas que nos pueden alertar sobre la presencia de estas. Estos síntomas varían según el tamaño y la ubicación. En un primer instante, cuando la caries está empezando a formarse, es posible que no te alertes de ninguno, pero conforme se vayan desarrollando, aparecerán síntomas tales como dolor repentino de muela, dolor en la mordida, agujeros u hoyos visibles en los dientes, mancha negra o blanca en cualquier superficie de un diente o sensibilidad en los mismos.

Por ello es fundamental acudir a tu dentista de confianza al menos 1-2 veces al año para una revisión preventiva, ya que si se observa algún indicio de caries u otra enfermedad bucodental, puede solucionarse antes de que sea grave y, sobre todo, doloroso.

No obstante, si tienes alguna duda no dudes en contactar con nuestros expertos, te atenderán en todo lo que necesites y resolverán todas tus dudas.